Los baños públicos siempre han tenido una función social de tipo lúdico-cultural unida a la, en
otros tiempos, necesaria función higiénica. Es difícil disociar las culturas romana, árabe, turca,...
de sus respectivas formas de baños públicos.
En la actualidad, las piscinas han sustituido en su función social a los baños públicos,
innecesarios ya desde el punto de vista de la higiene personal.
Podemos definir una piscina como un lugar de reunión y esparcimiento entre cuyas instalaciones
destaca como elemento central el vaso, permanentemente lleno de agua y destinado al baño
colectivo.
De esta definición se deduce, sin embargo, que el uso de las piscinas entraña un potencial
riesgo sanitario si las instalaciones no reúnen las condiciones adecuadas o si no se establecen
los mecanismos necesarios para garantizar la calidad óptima del agua, sometida a múltiples
procesos de contaminación como luego veremos.
La experiencia ha demostrado el papel fundamental que desempeñan los encargados de las
piscinas en el mantenimiento de las condiciones de salubridad tanto de las instalaciones como
del agua. Conscientes de ello, presentamos este manual con la aspiración de servir de
instrumento que facilite el trabajo de dichos profesionales, responsables directos de que los
bañistas disfruten de un ocio saludable