El baño turco o hammam tiene indiscutibles beneficios sobre la salud y  el   estado de la piel. Su uso constante previene enfermedades, dolencias o  desequilibrios del organismo.
El baño turco o hammam tiene   indiscutibles beneficios sobre la salud y el estado de la piel. Su uso  constante previene enfermedades, dolencias o desequilibrios del   organismo.                         
El baño turco o hamam es una alternativa a la sauna pero en vez de  basarse en el calor seco se fundamenta en el   húmedo, es decir la temperatura es menor y mayor su grado de humedad, lo  que hace que, en éste último se sude menos que en la sauna. Esto   sucede porque cuando la temperatura externa es mayor que la del cuerpo,  el organismo, para enfriarse, suda, emitiendo líquido a través de los   poros dilatados, que al evaporarse dispersa el calor y consiguiendo  refrigerar el organismo.
En el caso del baño turco la   humedad del ambiente recubre toda la piel, y no se suda porque el vapor  de agua hace la función de dispersión del calor. En resumen se trata   de un baño de calor húmedo en el que la temperatura no es uniforme; en  el suelo hay entre 20 y 25 grados, a metro y medio unos 40 grados y   otros 50 grados a la altura de la cabeza. Además, tiene una humedad  relativa del 99%, que produce la niebla.
El calor se   genera gracias al agua caliente que circula a través de tuberías  ubicadas en las paredes de la sala, y generalmente se añaden vapores   aromáticos. Antiguamente, un edificio albergaba el hamam y su sistema de  salas de calor cada una de diferentes temperaturas: la primera, a 45°   grados; la segunda, a 55° y la tercera, a 70°. Esto ya casi no se  encuentra, pero sí los cuatro elementos básicos: el calor seco, el calor    húmedo, el frío y el masaje. Con ellos se consigue estimular y limpiar  el cuerpo, mejorando la salud como la sauna.
Las   personas que tengan la tensión alta, un trastorno de circulación o  alguna enfermedad cardíaca deben consultar a un médico.
Los   baños turcos originales Antiguamente, los baños turcos o hamams no se utilizaban exlusivamente  para limpiar el cuerpo o la piel, sino que   eran el sitio de encuentro social. Las mujeres del harén del palacio,  por ejemplo, iban a los baños con sus sirvientes en una gran ceremonia   luciendo accesorios de lujo, para pasar horas de relax en la sala  caliente.
La construcción de los baños turcos difería según   el sexo al que iba dirigida. Los baños turcos originales presentan un  perfil de cúpula con los cristales orientados para que los rayos de sol   pasen para adentro. En el interior, la primera sala llamada " camekan ",  es un espacio cuadrado, con fuentes y camerinos individuales para   cambiarse la ropa. Después se pasa a la sala " sogukluk ", que tiene un  ambiente frío como los frigidarios romanos. La última parte es la sala   más grande, vaporosa y caliente " hararet " construida en mármol. En el  centro hay una plataforma elevada " gobek tasi ", situada encima de   los hornos que calientan el hamam. El bañista se puede tumbar ahi para  que le den un masaje o le froten el cuerpo con un guante. 
A pesar de que en Estambul muchos de los baños auténticos han  desaparecido aún se pueden encontrar algunos como el " Galatasaray   Hamami" y el " Cagaloglu Hamami ".