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Hiervas en el jardín

Las hierbas aromáticas son indispensables en la cocina, pues en gran medida de ellas depende el sabor más fino y delicioso de la comida. Por eso, ¡qué mejor que cultivarlas en la parcela! Si usted ya lo está haciendo, ¡felicitaciones! Quizás en este artículo descubra un datito que no conocía... Y si todavía no las ha cultivado, no lo piense dos veces. No hay nada más agradable que recurrir al propio huerto para obtener especias y condimentos que le darán sabor -y la condimentarán con un poco de picardía la comida familiar. Tampoco hay que asustarse pensando que se trata de un trabajo demasiado exigente. La mayoría de las hierbas no necesita de grandes esfuerzos ni cuidados y se plantan directamente en la tierra o en maceteros, lo que, por supuesto, no impide utilizar almácigos.
A continuación hablaremos de las hierbas más usadas en nuestra cocina -pero hay muchas otras más- para aderezar la comida y darle un mejor sabor, con sus características particulares de cultivo.

Cultivo de cilantro

Mariscos, ensaladas y cazuelas gozan de la compañía de las hojas del cilantro.
Sus semillas también son utilizables en la cocina, sobre todo en la comida hindú, así como si se las recubre de dulce se pueden agregar a las mermeladas caseras y a los licores, aportando un sabor muy especial.
El cilantro es una planta anual que se siembra en forma directa en los meses de febrero, marzo, abril, agosto y septiembre (ya puede ir preparándose para el próximo mes), a surco lleno y en hileras separadas a 40cm. Es necesario ralear cuando las plantas tienen tres hojas, dejando entre una y otra 10cm de separación en la línea.
Requiere de un clima fresco, ni demasiado frío en invierno -por lo que puede plantarlo en invernadero-, ni mucho calor en verano, cuando sube y florece rápidamente, impidíendo el aprovechamiento de sus hojas. Con respecto al suelo, el que más conviene al cilantro es uno rico y bien drenado.
Cuando la planta alcanza una altura aproximada de 20cm, se pueden cosechar sus tallos y hojas, pudiendo repetirse la operación cada vez que se recuperen.

Cultivo de perejil

El perejil realza casi cualquier plato y es indispensable en la preparación del típico y sabroso "pebre". Su gran virtud reside en que no encubre el sabor natural de los alimentos, sino que lo resalta. Existen dos variedades de perejil: la más común es la de hoja lisa; la otra, de hoja crespa, no se utiliza como condimento, sino principalmente como elemento decorativo.
Posee, además, muchas vitaminas, es un buen diurético y en infusión es bueno para las molestias propiamente femeninas. Otra forma de utilizarlo es en la eliminación de olores desagradables en las manos, cuando se ha trabajado en la cocina, como el de cebolla o pescado, lo que se logra tan sólo restregándose unas cuantas hojas de perejil.
Se siembra durante todo el año en forma directa, en surcos o líneas, a 1,5cm, máximo de profundidad. Como crece en forma tupida, se deben ir eliminando las más débiles mientras las plantas alcancen la madurez hasta dejarlas a 20cm de distancia entre una y otra.
Como la semilla es de germinación lenta, no hay que preocuparse por la demora de la plantita en aparecer, ya que puede tardar hasta 40 días. Para acelerar este proceso se deben mojar las semillas 10 horas antes de sembrarlas, o bien ponerlas entre dos capas de papel secante húmedo y dejarlas en el refrigerador durante unas dos semanas.
Se dice con frecuencia que es difícil cultivar el perejil, pero si el suelo es rico y la tierra está bien preparada -para que las raíces penetren en profundidad-, no habrá problemas. El perejil también crece en macetas, pero la tierra debe, además de ser rica, contar con muy buen drenaje. Como suele dar semillas al segundo año, es importante sembrar de nuevo cada temporada para asegurar la sucesión.
En lo que respecta a la recolección, cada vez que se necesitan, se cortan unas cuantas hojas a la planta. Si se quieren ramilletes, se corta toda la planta cerca del suelo una vez que los tallos miden unos 20 cm.
En pleno invierno es importante protegerlo de las heladas, recomendándose cubrirlo con túneles de mangas plásticas.

Cultivo de eneldo

Las semillas del eneldo son levemente soporíferas y mucho más fuertes que la hierba obtenida de sus hojas, utilizándose en la preparación de pepinillos encurtidos (conservados en vinagre). Su sabor, relativamente amargo, no se concentra en las hojas, que realzan el gusto del pescado o el pollo. Tiene, además, un alto contenido de vitamina C, es relajante y actúa como tónico estomacal.
Esta planta anual se siembra de semilla en primavera, en surcos separados 30cm. Después se ralean, dejando 20cm entre cada planta. Siempre que estén bien regadas, crecen con gran rapidez y producen un gran número de hojas antes de florecer. Un tiempo muy seco o la falta de riego hace que florezcan antes de que las hojas estén desarrolladas por completo.
Para obtener un suministro continuo de hojas conviene escalonar la siembra durante toda la primavera y parte del verano. Se deben cortar cuando la planta alcanza 20 cm de altura y se pueden continuar cortando hasta finales del otoño.
Si se quiere utilizar las semillas para encurtir, se cortan cuando están en las cabezuelas junto con las flores. Si se necesitan para la multiplicación, sólo se pueden sacar cuando se ponen de color pardo. Es recomendable asociar su plantación con la siembra de otras semillas, como la de zanahoria, pues estimula su germinación, así como su olor mantiene sanas a las zanahorias, remolachas, pepinos y repollos.

Cultivo de orégano

El orégano es uno de los ingredientes favoritos de la comida italiana. Su sabor, ligeramente picante, es muy adecuado para los platos fuertes cocinados en aceite; si se lo emplea en comidas más ligeras, hay que usarlo con moderación.
Es una planta perenne, por lo que conviene hacer almácigos entre agosto y octubre. Cuando alcanza unos 10cm de altura, se trasplanta a hileras, a unos 30cm de distancia entre s( y a 20cm entre cada planta. Otra forma de multiplicar el orégano es dividir la champa y plantarla directamente en tierra.
Prefiere un suelo arenoso o de gravilla, en un lugar cálido y seco, ojalá en ligeros planos inclinados aprovechando las alturas del terreno.
La recolección de las hojas y los tallos se hace a finales del verano. Las semillas para siembra maduran a comienzos del otoño y se utilizan frescas o secas; en este último caso, extendiéndolas en canchas, pero en un recinto oscuro