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Qué son las plantas de interior?


Llamamos «plantas de interior» a las que viven dentro de la casa, ya sea de forma permanente o durante períodos breves. Es importante poder distinguir entre los dos tipos.
Existen las plantas de «estancia corta» (o de floristería), que sólo se adaptan a las condiciones cerradas durante el período de floración, y las verdaderas plantas de interior, que suelen llamarse «plantas de follaje», oriundas en general de climas cálidos. Estas últimas vivirán en el hogar alegremente durante años, siempre que se sigan ciertas reglas.
Las condiciones en que cultivamos nuestras plantas de interior suelen distar mucho de las ideales, ya que las que sirven a los seres humanos pueden no ser las apropiadas para las plantas. Por otro lado, la mayoría de nosotros no podemos enviarlas a un invernadero cuando se ponen enfermas. Pero una vez qué se ha aprendido a cubrir las necesidades de aire, luz y suelo de las plantas, se han superado los mayores problemas. El resto es mero sentido común, o el aprendizaje de técnicas muy simples. No se preocupe, con el tiempo todo se aprende.

El ambiente de las plantas de interior

El ambiente en que crece una planta es de vital importancia. Algunas plantas, como los cactus, están adaptadas a la vida en el desierto, donde el aire es sumamente seco y las lluvias son escasas o nulas. Tales plantas han desarrollado hojas gruesas y correosas para impedir que el agua se evapore con demasiada rapidez; además son capaces de almacenar la que utilizarán en los períodos de sequía. Estas adaptaciones se han producido por un proceso gradual de selección natural a lo largo de millones de años. Las plantas que han desarrollado estas características especiales se han adaptado y han sobrevivido, mientras sus parientes menos flexibles morían.
Otras plantas han tenido que adaptarse a condiciones ambientales muy distintas de las que existen en el desierto. Nos referimos a las numerosas especies que viven en las pluviselvas tropicales. Aquí el ambiente está siempre saturado de humedad, de modo que las plantas no tienen problemas para obtener el agua necesaria. Por otra parte, pueden crecer con tal densidad que las menores quedan a la sombra de sus vecinas más vigorosas, privadas así de la luz del sol, sin la cual mueren las plantas verdes. Pero muchas de ellas han superado este problema. En lugar de crecer en el suelo, viven en las ramas más altas y los troncos de los árboles, donde obtienen abundante luz solar. Estas plantas -como las bromelias y muchas viñas- reciben el nombre de epifitos y, a diferencia de los parásitos, no perjudican a los árboles.
Así pues, se han desarrollado diferentes plantas para adaptarse a medios distintos y, de cara a un cultivo acertado, es muy útil conocer su hábitat originario.

Temperatura de las plantas de interior

La temperatura real a la que se cultivan las plantas es también importante. Debe permanecer estable, aunque fluctuaciones ligeras no causerán daños serios. Uno de los inconvenientes de cultivar plantas en casa es que, mientras en la naturaleza la noche es más fría, dentro de casa (al menos en invierno) puede ocurrir lo contrario. Si usted calienta su casa durante el día la temperatura permanece relativamente constante. Por otra parte, si se marcha al trabajo y pone la calefacción, al regresar por la tarde la temperatura ambiente será considerablemente alta. Es la situación opuesta a la que necesitan las plantas, pero por fortuna crecen muy poco durante el invierno, de modo que los daños son inferiores a los que cabría suponer.
Como hemos visto, las plantas de desierto como los cactus pueden vivir en condiciones secas, pero la mayoría de las plantas gustan de humedad en el aire que las rodea. Las viviendas son en general demasiado secas para las plantas, especialmente cuando se utilizan sistemas de calefacción. La respuesta está en crear un «microclima» en torno a las plantas. La forma más fácil de hacerlo consiste en poner el tiesto de la planta dentro de otro recipiente mayor. El espacio entre las paredes del tiesto y las del recipiente se llena de turba o arena, que se mantendrá siempre húmeda. Cuando el agua se evapora la planta recibe el baño del vapor, de forma que sus hojas son un oasis de humedad en el aire seco de alrededor.
Otro método consiste en llenar una fuente llana, y baja, con una capa de guijarros decorativos y agua, apoyando el tiesto de la planta sobre las piedras. El fondo del tiesto no debe estar nunca en agua, y los guijarros se ponen para evitarlo.
Aun con estas precauciones existen sitios muy poco indicados para las plantas, como es un salón con chimenea o justo encima del radiador. Demasiado calor. Otros no son aconsejables por estar entre corrientes.
Las plantas de interior también pueden verse perjudicadas por los humos del gas ciudad u otros combustibles. En cambio, los humos del gas natural no les afectan.

La luz para las plantas de interior

Ninguna planta verde puede crecer sin luz y, desde su punto de vista, hasta la habitación mejor iluminada es más bien sombría. Para empezar, la luz atraviesa el cristal de la ventana, lo que es muy distinto de la luz natural. Se puede solucionar el problema cultivando algunas de las innumerables plantas que medran en situaciones sombrías, pero en todo caso, también éstas requieren toda la luz que pueda proporcionárseles.
Las plantas tienden a crecer hacia la ventana, que es su principal fuente de luz, y si se abandonan a su propia suerte saldrán torcidas hacia un lado. La solución reside en girar el tiesto una vez a la semana. Se suelen disponer las plantas en los antepechos de las ventanas para darles la mayor cantidad de luz posible, lo que, en teoría, es admirable. Sin embargo, aun cuando se tengan dobles ventanas, en el antepecho puede hacer demasiado frío cuando baja la temperatura exterior, así que adentre sus plantas en la habitación antes de correr las cortinas.
Vigile también que el sol no les dé directamente porque las quemaría.

El agua para las plantas de interior

Son más las plantas de interior que mueren por exceso de agua que por cualquier otra causa. El empleo correcto del agua es algo difícil de dominar, y se complica más por el hecho de que las plantas no crecen al mismo ritmo todo el año. Necesitan más agua cuando lo hacen activamente, lo que suele ocurrir entre finales de primavera y mediados de otoño. Sin embargo, si tiene calefacción central, observará que las plantas tienden a seguir creciendo más tiempo.
Durante este período debe administrar agua a las plantas siempre que el suelo del tiesto se seque. Sin embargo, el suelo de la superficie se seca antes que la base del tiesto, y una buena regla elemental consiste en esperar 24 horas -aunque el suelo de la superficie parezca secopara volver a regar.
Si la planta se ha instalado correctamente en el tiesto, debe existir un espacio de 1-5 cm entre el nivel del suelo y el borde del tiesto, dependiendo del tamaño de este último. Cuando riegue, llene el tiesto hasta el borde y cerciórese siempre de que el agua llegue al fondo. En cantidades pequeñas nunca llegará a las raíces, y es allí donde hace falta.
Si el suelo se secase por completo, introduzca el tiesto en un recipiente con agua suficiente para llegar al borde del tiesto y déjelo empaparse aproximadamente una hora.
Saintpaulia, planta muy decorativa para interiores, que no necesita cuidados especiales salvo un riego adecuado, procurando no mojar las flores.
Luego levántelo y que repose hasta que el exceso de agua haya drenado.
La frecuencia de riego depende de la rapidez con que crece la planta, lo que a su vez está en relación con la temperatura y la cantidad de luz. Si está muy seca la planta languidecerá, pero el agostamiento no es en sí un signo inequívoco de que la planta necesite agua, pues las hojas se marchitan a veces cuando se exponen a la luz del sol intensa, sobre todo a través de una ventana. En ese caso una fina pulverización de agua aplicada a las hojas les devolverá muy pronto su aspecto normal.
En teoría habría que usar agua de lluvia, pero, por desgracia, muy pocas personas pueden almacenarla. Un buen sustitutivo es el agua que se descongela del frigorífico (calentada a temperatura ambiente primero), pero probablemente no bastará, y habrá que recurrir a la del grifo. No riegue nunca las plantas con agua muy fría, que no beneficiaría en modo alguno a las raíces.

El suelo para las plantas de interior

Por regla general, las plantas de interior se introducen en tiestos con una mezcla de limo, turba y arena, o bien con los llamados «sin suelo», a base de turba con fertilizantes añadidios. Ambos tipos son perfectamente adecuados, pero no deben mezclarse entre sí.
Cualquiera que sea la mezcla básica utilizada, habrá que alimentar las plantas durante la estación de crecimiento (principios de verano a mediados de otoño), lo que suele hacerse a intervalos de una o dos semanas. Existen en el comercio varios tipos de fertilizantes, todos ellos de buena calidad. Cualquiera que sea el que decida adquirir, siga las instrucciones al pie de la letra.