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Los secretos del injerto

 

Sabemos que los árboles frutales que compramos en los viveros son injertados, lo que por cierto obedece a una buena razón, evitando un trabajo que necesariamente tendría que hacer el comprador. Pero si usted quiere reproducir una especie que ya tiene, necesitará conocer los secretos del injerto para que pueda hacerlo por sí mismo y con éxito. Además, nada es más gratificante que ver en la naturaleza el resultado de nuestro propio esfuerzo.
¿Por qué se debe injertar? La pregunta es básica y la respuesta simple y conocida por todos. Generalmente, las variedades que dan mejores frutos rara vez son las más vigorosas, por lo que se hace necesario recurrir a especies resistentes en aquellas partes del árbol más importantes, las raíces y el tronco, de manera que uniéndolas se obtengan las características que asegurarán un buen rendimiento, calidad y fortaleza.
El árbol en crecimiento sobre el cual se injerta se llama patrón o portainjerto y el que se injerta en éste se denomina púa o injerto.
Con respecto al patrón, se pueden utilizar árboles brutos, que suelen encontrarse en toda parcela, aquellos cuyos injertos se secaron y brotaron del patrón o los que crecieron de semillas. Lo que sí es importante es que exista afinidad con la especie y la variedad que se quiere injertar.
Por otra parte, son buenas las técnicas del injerto en árboles viejos y enfermos o en uno propenso al cancro (úlcera en la corteza o la madera) o que haya tenido la enfermedad. Es útil practicar el injerto en ramas podadas de viejos árboles frutales, de una mala variedad, descuidados, mal podados o que ya no producen y que estén necesitando una reactivación.
Es preciso tener en cuenta que existen especies que se adaptan con gran facilidad al patrón, como los perales, y otras en que resulta más difícil, como los ciruelos. Por ello, los expertos recomiendan iniciarse en esta técnica con aquellas variedades que presentan mayor adaptabilidad.
El injerto es un arte muy antiguo, del que en la actualidad se practican diversos métodos, pero todos se guían por el mismo principio: poner en contacto las capas de cambium (tejido localizado inmediatamente después de la corteza donde se encuentra situado el crecimiento del árbol) del porta injerto e injerto.
Al abordar estos métodos no se debe olvidar que las púas se eligen por la calidad de su fruto y los patrones por su resistencia y por su tendencia a dar un árbol de determinado tamaño: enano, semienano, pie semialto y pie alto.

De parche o escudete.

La púa se tomará de la vegetación de la temporada, cortando un parche o escudete que contenga una yema. Este debe quedar con un pedacito de corteza alrededor de la yema, de 5 a 7mm de ancho por 12 a 15mm de largo. Al desprender el pedazo de madera hay que tener mucho cuidado de que en él salga también el germen de la yema.
En el patrón se debe hacer una incisión en forma de "T" para introducir el parche. Luego, apretándolo suavemente para sacar el aire, se amarra con un cordel, rafia, totora o cinta adhesiva. El patrón, además, debe cortarse entre 20 y 30 cm sobre el parche (ya sea en tronco o en rama), en diagonal, y sus brotes se deben eliminar las veces que sea necesario.

De púa

Se corta el patrón en forma horizontal a la altura requerida y se le hace una hendidura. Se prepara el injerto cortando un trozo de rama con 3 a 4 yemas con forma de cuña, la que se introduce en la hendidura del patrón, procurando que la parte del leño del injerto y del portainjerto coincidan exactamente y se amarran de forma que queden bien unidos.

Por hendidura

Este tipo de injerto es una forma de revivir o recuperar un árbol viejo o enfermo. Las ramas principales se cortan hasta unos 30cm del punto donde se unen al tronco y en el corte se hace una hendidura. Se cortan dos púas (por rama) con la punta en diagonal, se abre la hendidura y se introducen las púas, alineando las capas de cambium de ellas y de la rama. Se deja cerrar la hendidura aprisionando las púas en su sitio y finalmente se les pone cualquier betún para injertos para proteger las partes cortadas.

Inglés sencillo

Se debe realizar preferentemente a inicios de la primavera, utilizando una púa de un año con cuatro yemas. Se corta el patrón, que a lo menos debe haber sido plantado un año antes, a unos 10cm del suelo; se le hace una muesca en la parte superior y otra que encaje con ella en la base de la púa, adaptándose ella al portainjerto. Se ata la unión y se cubre con cualquier betún que la proteja.
Terminamos con una advertencia necesaria. De acuerdo con el ingeniero agrónomo Eduardo Martínez, todo injerto es difícil de realizar, por lo que no debe desilusionarse si al principio no obtiene resultados satisfactorios. Por esto, además, es útil hacer varios injertos a la vez, y no uno solo, para asegurar un buen porcentaje de éxito y recompensar su esfuerzo. Trate, también, de asesorarse con alguien que tenga mucha experiencia en estas tareas. Como sea, necesitará paciencia y constancia, pero con la práctica se podrá convertir en un artista del injerto y ver el fruto de su trabajo, que siempre será gratificante