Qué plantar en un prado silvestre?
Las plantas que mejor se adaptan a este tipo de cultivo son las bulbosas pequeñas y algunas anuales pródigas en semillas, siendo en ambos casos conveniente que la floración sea primaveral y, en lo posible, temprana. ¿Por qué? Porque el talón de Aquiles de este tipo de cultivo es el aspecto desarreglado que presenta el terreno durante el lapso entre que la planta comienza a vegetar y semilla o amarillean sus hojas (en el caso de las bulbosas) ya que no se puede cortar el pasto. Si la floración es temprana, el ciclo se cumplirá casi antes de que la mayoría de los céspedes entre en un ritmo acelerado de crecimiento.
Plantas de bulbo
Las plantas de bulbo son más fáciles de cultivar, ya que son amigas de la media sombra. Debajo de un árbol hay media sombra, no crece demasiado pasto y es probable que el verde esté dado por dichondra, que siempre está impecable y no necesita cortes. Los árboles más adecuados son los caducos, que pierden las hojas cuando las bulbosas de floración primaveral vegetan permitiendo el paso de mayor luz hasta las plantas. En la época cálida, en cambio, con su actividad fisiológica funcionando al máximo, los árboles extraen tanta agua del suelo que otorgan una "benéfica sequedad" (benéfica para las bulbosas, ¡claro!) que conserva en óptimo estado a los bulbos en reposo. Un tema aparte es la plantación: si los bulbos son grandes, tradicionalmente se arrojan y se los planta en el lugar donde hayan caído. También se pueden usar piedritas para marcar el suelo y así diseñar una distribución irregular, con núcleos y su correspondiente dispersión. Hecho esto se hacen los hoyos bien profundos, tan hondos como para que sea posible mejorar la tierra con arena gruesa y mantillo descompuesto y ubicar el bulbo de manera tal que la base del mismo quede a una profundidad equivalente a tres veces su longitud. Plantas herbáceas
Las plantas herbáceas anuales, por su lado, presentan otra problemática. Tomemos por ejemplo las amapolas. Necesitan sol para crecer, al igual que los yuyos. Como desde principios de invierno hasta fin de primavera no se podrá pasar la máquina, la praderita de amapolas presentará un aspecto desprolijo. Esto se relativiza si se ubica la plantación, por ejemplo, en un rincón de un parque suficientemente grande.
¿Cómo sembrar?
La siembra es fácil: se trabaja bien el suelo y se dispersan las semillas en otoño. Son tan pequeñas que pueden mezclarse con arena para marcar su distribución.
Luego, sólo resta la espera del buen tiempo, cuando el prado se encienda.
Características de las plantas de un prado silvestre
Las plantas que forman un prado silvestre deberán estar tan a gusto con el clima y el suelo como para reproducirse espontáneamente. En el Gran Buenos Aires, la tierra es arcillosa, tal vez demasiado pesada para bulbosas. Sin embargo, junquillos (Narcissus tazetta) y lágrimas de la Virgen (Alliaun triquetrum y Allium neapolitanum) son valores seguros. También se pueden cultivar narcisos, fresias (Freesia sp.), muscaris (Muscarí armeniacum) y Gladiolus communis (un gladiolo de elegante aspecto salvaje) con buenos resultados. Entre las anuales, amapolas (Papaver rhoeas), ciertas margaritas y espuela de caballero (Consolida) son las que dan mayores satisfacciones.
