Tan importante como es el fruto de algunas plantas, las hojas de ciertas especies son de enorme utilidad para el hombre, directa o indirectamente. Se alimenta con ellas y nutre también el ganado, que sin pastura difícilmente sobrevive. Las hojas de ciertas hortalizas; como la lechuga, el repollo, la espinaca y la acelga, por nombrar algunas, llegan a nuestra mesa y conocemos perfectamente su textura, sabor, color, humedad y composición.
Además nos sirve de un modo distinto, aunque no menos importante, proporcionando belleza y frescura a nuestros paisajes campestres y parques públicos. Esta característica, particularmente, esta que despierta nuestro interés en la comprensión de los procesos y necesidades de nuestras plantas. Ellas viven a nuestro lado en el huerto y el jardín, y su desarrollo no presenta misterios que no podamos desentrañar