Numerosas especies y variedades presentan factores hereditarios susceptibles de expresar deformaciones y alteraciones de crecimiento ante las situaciones climáticas.
La condición de doble embrión en una semilla de cebolla conduce a la producción de bulbos dobles, acentuándose este fenómeno cuando se presentan alternancias de humedad y sequía durante el cultivo. Lo mismo ocurre con el ajo, cuyas cabezas suelen desarrollarse incluso en el falso tallo. Esta alteración deriva, igualmente, en la producción de elementos florales fusionados en variedades de tomates que dan frutos deformados