Calabaza
La posibilidad múltiple de aprovechar sus frutos hace del cultivo de  calabazas una entretenida oportunidad de obtener recipientes, vasijas y  adornos de una planta. 
Mientras algunas variedades se consumen  en tartas, guisos y preparaciones dulces, otras se prestan para  proporcionar nidos de pájaros, máscaras, instrumentos musicales,  cucharones, medidas para líquidos o para el clásico mate. 
Si no  los cultiva, los puede comprar listos para usar, ya secos y curados,  adornados o al natural, para añadirles un toque decorativo del gusto  personal. En todos los casos, sus formas son muy atrayentes y se pueden  aplicar sobre ellas numerosas técnicas de dibujo y coloración. Resistentes y durables
Una  de las variedades más difundidas en el país es la Lagenaria vulgar, que  produce la calabaza común. Sus frutos adoptan una diversidad de  curiosas formas, que se emplean como elementos decorativos, como nido de  pájaros o animales pequeños, o como recipientes y utensilios  domésticos. Es la que se usa comúnmente para cebar mate. 
En  algunas partes del mundo adquieren mucho valor, porque se las utiliza en  la vida diaria como recipientes para beber y a manera de cacerolas para  alimentos fríos. Antiguamente servían como cucharas y cucharones y como  platillos para las balanzas. 
Las calabazas grandes se usan para  recoger y transportar agua, guardar granos, frutas y vegetales, ya que  se prestan para la conservación de los alimentos. 
Aquellas de  tipo cuchara, cucharón y botella constituyen excelentes nidales para  algunas clases de pájaros, porque son resistentes a las inclemencias del  tiempo y muy fáciles de preparar y colocar. Simplemente se perforan  cerca del extremo más angosto y se cuelgan mediante un alambre de cobre a  una rama desnuda de un árbol o a un poste alto con tablones cruzados.  Por lo general, los soportes se colocan lejos de los árboles frondosos,  edificaciones o cualquier otro objeto de altura similar, a fin de que  los pájaros tengan un amplio espacio sin obstáculos en su vuelo. 
Para  lograr que los nidos sean habitados por aves de distintos tipos, los  agujeros de entrada deben ser de diferentes dimensiones, guardando  proporción con el tamaño de la calabaza. La entrada debe ubicarse por  encima de la parte inferior, no sólo para dar mayor espacio al nido en  sí, sino para prevenir un abandono prematuro por parte de los pichones. 
Marque  los agujeros con un compás, dando una medida acorde con el pájaro que  desee albergar, y corte con precisión usando un taladro o una sierra.  Luego vacie la calabaza por el agujero practicado y haga pequeñas  perforaciones en la base del recipiente, para permitir la salida del  agua. Las calabazas que duran todo el invierno en buenas condiciones,  resultarán más atractivas a los pájaros si las limpia bien antes de la  época de anidar.
Para decorar el jardín
Por sus formas  redondeadas y caprichosas, estas calabazas son una tentación para  quienes gustan de fabricar ornamentos originales con sus propias manos.  Existen infinidad de dibujos aplicables a la decoración de calabazas y  cada una, por su forma, sugiere ideas para su tratamiento adecuado. 
Trace  primero el dibujo sobre la superficie curada, pulida y limpia, y  después efectúe cortes en ella con herramientas especiales, bien  afiladas, o imprima el diseño a fuego sobre la calabaza, por medio de  una aguja al rojo. 
Las calabazas pulposas, si son de su cultivo,  es necesario secarlas adecuadamente manteniéndolas en un lugar donde  tengan un calor razonable y libre circulación de aire. Si las envuelve  muy apretadas o las apila en cajones donde no reciban aire, se  descompondrán en poco tiempo. Esta variedad es apropiada para colocarla  en canastos decorativos, o para colgarla en guías. 
Calabaza botella
Otra  variedad que se adapta a muchos y diferentes usos decorativos y  prácticos es la Lagenaria botella o Calabaza gouda. Su fruto está  formado por dos partes ventrudas unidas por un estrangulamiento, siendo  la inferior muy ancha y aplastada en su parte baja y la superior más  pequeña y alargada hacia el pedúnculo. 
Un toque pintoresco en la  casa de campo. Calabazas de diferentes formas y colores se prestan  inmejorablemente para un arreglo de mesa. 
De esta calabaza se  distinguen tres variantes: muy grande, mediana y pequeña o miniatura. La  capacidad del volumen de la primera es de cinco litros o más y puede  emplearse incluso como flotador para enseñar a nadar a los niños,  mientras que la última es equivalente a una tacita de café. 
Los  frutos de cualquiera de las variedades de esta familia son empleadas con  frecuencia como botellas, y su tamaño máximo se obtiene especialmente  en las zonas cálidas. Una manera de lograr calabazas grandes es permitir  el desarrollo de sólo uno o dos frutos por pie, dejando crecer  únicamente las primeras tres o cuatro pequeñas calabazas y suprimiendo  las flores restantes y los extremos belludos de los tallos. Después  -cuando los frutos alcanzan el tamaño de una pelota de tenis- reserve la  mejor formada y elimine las demás. 
 Otras diferentes formas,  tamaños y texturas se producen en las variedades Lagenaria chata de  Córcega, de fruto redondeado y deprimido a la manera de un rábano,  aunque más grande; Lagenaria sifón o Calabaza cougouda, de fruto grande,  muy hinchado en la base y muy estrecho y alargado en el cuello, que se  dobla en forma de sifón, en fin... Todos los tipos descritos están  sujetos a posibles deformismos o degeneraciones en los frutos, debido a  polinizaciones cruzadas; pero cuanto más caprichosas son sus formas,  mayores vuelos inspiran a nuestra creatividad.