La historia del agua como agente terapéutico comienza en la   prehistoria.
La historia del agua como agente  terapéutico comienza en la prehistoria. Los hombres observaron que los  animales heridos o   enfermos se acercaban a manantiales de agua caliente o con un sabor u  olor distinto a la que solían beber, y que después se mejoraban.
Al principio se consideraba el agua como un elemento sagrado, adorándola  como objeto de culto. Las enfermedades para ellos eran   castigos mandados por Dios al ofenderse, el cual mandaba un espíritu  maligno que se introducía en el cuerpo. La curación se obtenía mediante   la ingesta de agua procedente de las entrañas de la tierra.
Época griega En esta época ya se conocían los placeres   termales, quedando reflejados en escritos e imágenes. Muchos Dioses  curaban a partir de agua. Por ello los balnearios se llamaban asclepias,    de Asclepio, Dios de la Medicina, y se construían en zonas termales  consideradas bendecidas por los Dioses. Es decir, si se tenía Fe existía    la curación, y por ello los enfermos acudían como peregrinación, donde  eran atendidos por sacerdotes descendientes de Asclepio aplicando   técnicas hidroterápicas.
Hipócrates no consideraba la fe como curación. Para él la enfermedad era  un desequilibrio del   cuerpo, y para sanarlo se necesitaba una vida sana: agua, luz, dieta,  masajes y estar tranquilo. Para Hipócrates la hidroterapia era un medio   para curar: creía que el agua caliente debilitaba la musculatura y  favorecía las hemorragias, por ello la aplicaba a espasmos musculares,   insomnio, y curación de heridas y llagas purulentas. El agua fría era  usada para calmar procesos inflamatorios, dolores articulares,   contracturas musculares; y el agua de mar para erupciones cutáneas o  heridas no infectadas.
Las técnicas de aplicación eran   similares a las utilizadas hoy en muchos balnearios: baños de vapor,  chorros, aplicaciones de barro y fango, compresas húmedas calientes…  
Época romana Durante la época romana se construyeron termas públicas en casi todas  las grandes ciudades. Al ampliarse su   Imperio, se fue extendiéndose la cultura por toda Europa. Muchos  escritores relatan características propias de las aguas, realizando  estudios   sobre ellas.
Las técnicas eran parecidas a las griegas, buscando un equilibrio del  cuerpo alterado por causa de la enfermedad,   siendo una de las aplicaciones más comunes el alivio de los dolores  reumáticos.
Edad media Esta época se divide en dos   ramas, la Europa Cristiana y el mundo árabe. En la primera se abandona  el culto al cuerpo y a la higiene, eliminando los conocimientos   adquiridos anteriormente. En cambio, el Islam creía que la hidroterapia  era algo maravilloso. La higiene y los cuidados del cuerpo a través   del agua cobran importancia. El mayor médico de lengua árabe, Rhazes y  Avicena, escritor de múltiples tratados de medicina, posteriormente   traducidos al latín, desarrolló la hidroterapia en forma de baños,  bebidas y aplicaciones locales en quemaduras, viruela y   hemorragias.
Siglos XV - XVI El descubrimiento de la imprenta hizo que se descartarán las ideas  negativas sobre el agua que   poseía la religión en la Edad Media. En 1498, Juan Miguel Savonarola  publica De Balneis et Thermis considerado el primer tratado sobre   termalismo y balneoterapia. Después, en 1571, Andrea Bacius en su libro  De Termis expone las propiedades y efectos de las aguas   medicinales.
Siglos XVII y XVIII En estos años se produce un aumento de los médicos que estudian y  desarrollan la   hidroterapia, impulsando su uso. A finales del siglo XVIII los médicos  Sigmund y Johann Hahn, defendieron las aplicaciones hidroterápicas,   tanto a nivel preventivo, como tratamiento terapéutico de diferentes  enfermedades.
Las técnicas más usadas por los médicos   eran las sangrías y enemas, las cuales casi siempre debilitaban a los  pacientes. La hidroterapia logró reducir el uso estas técnicas, dejando   que la dieta, el agua y la tranquilidad sanaran las enfermedades.
Siglo XIX Los médicos intentan descubrir nuevas técnicas   e indicaciones para cada enfermedad, lo que dificulta las aplicaciones  hidroterápicas, provocando que la población busque otras soluciones más   sencillas.
El médico Priessnitz vio utilizar a los granjeros compresas de agua fría  para curar a los animales heridos, por lo   que al romperse las costillas copió la idea, combinando baños, compresas  y duchas de agua fría con ingesta de agua, ejercicio físico y dieta.   Esto lo usaba para sanar problemas reumáticos, digestivos, infecciosos,  neurológicos...
Observaba la reacción del enfermo al   tratamiento, no admitiendo a todos los enfermos. Para ser admitido la  piel debía enrojecerse al aplicarle un baño de agua fría y un masaje.   Esto se debía a que Priessnitz sabía que el agua fría no curaba sino que  era la reacción del organismo al pasar de vasoconstricción a   vasodilatación. No aplicaba agua fría a un cuerpo frío, sometiendo a los  pacientes a un proceso de sudoración antes de las aplicaciones de   hidroterapia.
Kneipp, religioso que padecía tuberculosis aplicó los conocimientos de  Hahn a su enfermedad. Observó que la   ingesta de agua, los baños de agua fría, las fricciones y el ejercicio  físico mejoraban su enfermedad. Compartió sus conociemientos con otros   pacientes de tuberculosis, creando una de las técnicas más importantes  de la hidroterapia: la cura-Kneipp, basada en chorros parciales o   totales con agua fría.
Ampliando sus conocimientos mediante la lectura de médicos anteriores a  él, Kneipp perfeccionó su   técnica. Creía que la enfermedad se debía a la presencia de sustancias  nocivas en el organismo, la sangre o por la mala circulación. Gracias a   la hidroterapia se reactivaba, eliminando las sustancias malignas.  Kneipp escribió muchos libros de hidroterapia, muy importantes para su   conocimiento.
Siglo XX Gracias a los avances científicos y sociales de este siglo se  comprendieron las bases de la   hidroterapia y su funcionamiento. Los estudios de medicina intentan  comprender el funcionamiento del cuerpo humano, mejorando diagnósticos y    técnicas, introduciéndose la asignatura de hidroterapia en algunas  facultades de medicina.
Los médicos buscaban la causa de la   enfermedad para así prevenirla antes de su comienzo. A su vez, surgen  estudios sobre el agua en sí misma. Los geólogos, junto con los químicos    investigan las características físicas o químicas, clasificándolas. El  termalismo se somete a experimentación científica y observación clínica   racional y crítica, obteniendo el respeto de los médicos como medio de  curación y prevención.
Desde hace varios años el ritmo   de vida moderno, el estrés, el trabajo hace que la gente busque momentos  de relax y tranquilidad. Se acude a los balnearios, donde se combinan   los métodos hidroterapeúticos con la tranquilidad y el reposo.
Así mismo se está produciendo un retorno a una medicina natural   y no agresiva, siendo de especial importancia las terapias preventivas,  por lo que la gente no sólo va a los balnearios a curar patologías   sino que también a prevenirlas.