Nuestra vivienda debe ser cómoda, cálida y, sobre todo, segura. en 2003, un 13% de los hogares españoles sufrió algún tipo de accidente doméstico. A continuación te planteamos algunas claves para hacer que tu casa se convierta, de puertas para adentro, en el refugio perfecto para toda la familia. El hogar evoca siempre comodidad, calidez y, sobre todo, seguridad. Ahora bien, el volumen de accidentes domésticos que se registran aumenta cada año. Según el último informe del Instituto Nacional de Consumo, sólo durante 2003, 13 de cada 100 domicilios españoles sufrieron algún tipo de siniestro doméstico. Una cifra nada desdeñable que invita a pensar que la seguridad en el hogar es un factor que debemos tener en cuenta si queremos que nuestra casa se convierta en el ‘hogar, dulce hogar’ con el que siempre hemos soñado.
El 90% de los accidentes que se producen dentro de las lindes de nuestra casa podrían evitarse. Para ello, basta con tomar una serie de precauciones que, aunque a priori puedan parecer costosas, son muy eficaces. A continuación, te presentamos algunas de las más importantes: Haz un inventario de seguridad: examina cada habitación tratando de dilucidar las áreas peligrosas, los objetos o sustancias nocivas y aquellos artículos que pudieran provocar caídas o cortes. Presta especial atención a la cocina y el baño: tanto para quienes viven solos como para quienes necesitan ayuda, ambas habitaciones son focos de posibles caídas o cortes. Si vives con ancianos y niños, ten en cuenta ambas estancias. Cuidado con la instalación eléctrica: los cables de los artefactos eléctricos que no estén en uso no deben quedar colgando de los muebles. Esta recomendación está indicada para los más pequeños de la casa. La limpieza es esencial: es obvio que la casa debe estar limpia, pero es de suma importancia que no haya vidrios, objetos afilados, pelusas o cerillas que puedan provocar un siniestro. Guarda en un lugar seguro los productos de limpieza, fuera del alcance de los niños: nunca los dejes en armarios bajos y de fácil acceso. Cualquier descuido puede tener un mal final, sobre todo si tienen colores llamativos o parecidos a los de los alimentos. Las esquinas de las mesas, a ser posible, que sean redondeadas: de esta manera los golpes serán menos intensos. Evita los suelos resbaladizos, las alfombras sin suelo antideslizante, las sillas colocadas en pasillos o cerca de estanterías y armarios. Evitarás caídas, tropezones... Asegura tus ventanas para reducir caídas: es importante que las ventanas de la habitación de los niños estén debidamente cerradas. Una solución es instalar sistemas de seguridad que les impidan abrirlas. EL BOTIQUÍN
Hay veces que, por muchas medidas preventivas que adoptemos, el accidente doméstico es difícil de evitar. En estos casos, tener a mano un botiquín puede ser de gran ayuda. Lo ideal es guardarlo en un lugar seco y limpio, nunca en el baño y siempre fuera del alcance de los niños. Pero no basta con disponer de él, sino que también hay que revisarlo continuamente por si alguno de sus componentes pudiera estar caducado. Un buen botiquín debe incluir: vendas de diferentes tamaños, un vendaje triangular para hacer cabestrillo, gasas esterilizadas, algodón, tijeras, agua oxigenada, un termómetro, un jabón pequeño para lavar las heridas y aspirinas. Además de disponer de medicinas y materiales para curar heridas, es recomendable tener conocimientos básicos de primeros auxilios para enfrentarnos a cualquier situación de peligro, en general, y a los accidentes domésticos, en particular. No obstante, en este punto conviene recordar que un accidentado, si no es atendido con el cuidado que requiere puede ver agravada su situación.
Nuestro afán por ayudar se convierte así en un arma de doble filo del que debemos ser conscientes. De hecho, ante la duda siempre es preferible llamar a un profesional. Tener a mano el número de emergencias, además del de cualquier dispositivo sanitario de nuestra localidad –DYA, Cruz Roja, Samur…– siempre ayuda a salir del mal trago que supone ser testigo o víctima de un siniestro. INCENDIOS
Un informe del Consejo General de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de España (CGATE) señala que son más de 7.000 pequeños incendios los que se producen cada año en los hogares españoles. Un dato que pone de relevancia la facilidad con la que se pueden producir este tipo de siniestros. Además, se sabe que la principal causa de muerte en incendios es la inhalación de gases tóxicos. Lejos de llegar a estos extremos, se pueden tomar una serie de medidas preventivas: Tener un detector de humo: es necesario probarlo al menos dos veces al año, y la batería, una vez al mes. En cambio, la renovación se hará cada diez años. No colocar ni guardar toallas o utensilios de plástico encima de donde está ubicado el horno. >No fumar en la cama: esta es una de las principales causas de incendios en el hogar, junto con el mal funcionamiento de las estufas. Compra ropa cuyo material sea de difícil combustión: el nylon, el poliéster y la lana son algunos de ellos. Además, la rapidez a la hora de quitarse la ropa en caso de incendio minimiza las quemaduras. Ojo con los líquidos inflamables: el aguarrás, la acetona, el alcohol y la gasolina son algunos de los elementos que deben almacenarse lejos de las fuentes de combustión y, sobre todo, del alcance de los más pequeños de la casa.
El 90% de los accidentes que se producen dentro de las lindes de nuestra casa podrían evitarse. Para ello, basta con tomar una serie de precauciones que, aunque a priori puedan parecer costosas, son muy eficaces. A continuación, te presentamos algunas de las más importantes: Haz un inventario de seguridad: examina cada habitación tratando de dilucidar las áreas peligrosas, los objetos o sustancias nocivas y aquellos artículos que pudieran provocar caídas o cortes. Presta especial atención a la cocina y el baño: tanto para quienes viven solos como para quienes necesitan ayuda, ambas habitaciones son focos de posibles caídas o cortes. Si vives con ancianos y niños, ten en cuenta ambas estancias. Cuidado con la instalación eléctrica: los cables de los artefactos eléctricos que no estén en uso no deben quedar colgando de los muebles. Esta recomendación está indicada para los más pequeños de la casa. La limpieza es esencial: es obvio que la casa debe estar limpia, pero es de suma importancia que no haya vidrios, objetos afilados, pelusas o cerillas que puedan provocar un siniestro. Guarda en un lugar seguro los productos de limpieza, fuera del alcance de los niños: nunca los dejes en armarios bajos y de fácil acceso. Cualquier descuido puede tener un mal final, sobre todo si tienen colores llamativos o parecidos a los de los alimentos. Las esquinas de las mesas, a ser posible, que sean redondeadas: de esta manera los golpes serán menos intensos. Evita los suelos resbaladizos, las alfombras sin suelo antideslizante, las sillas colocadas en pasillos o cerca de estanterías y armarios. Evitarás caídas, tropezones... Asegura tus ventanas para reducir caídas: es importante que las ventanas de la habitación de los niños estén debidamente cerradas. Una solución es instalar sistemas de seguridad que les impidan abrirlas. EL BOTIQUÍN
Hay veces que, por muchas medidas preventivas que adoptemos, el accidente doméstico es difícil de evitar. En estos casos, tener a mano un botiquín puede ser de gran ayuda. Lo ideal es guardarlo en un lugar seco y limpio, nunca en el baño y siempre fuera del alcance de los niños. Pero no basta con disponer de él, sino que también hay que revisarlo continuamente por si alguno de sus componentes pudiera estar caducado. Un buen botiquín debe incluir: vendas de diferentes tamaños, un vendaje triangular para hacer cabestrillo, gasas esterilizadas, algodón, tijeras, agua oxigenada, un termómetro, un jabón pequeño para lavar las heridas y aspirinas. Además de disponer de medicinas y materiales para curar heridas, es recomendable tener conocimientos básicos de primeros auxilios para enfrentarnos a cualquier situación de peligro, en general, y a los accidentes domésticos, en particular. No obstante, en este punto conviene recordar que un accidentado, si no es atendido con el cuidado que requiere puede ver agravada su situación.
Nuestro afán por ayudar se convierte así en un arma de doble filo del que debemos ser conscientes. De hecho, ante la duda siempre es preferible llamar a un profesional. Tener a mano el número de emergencias, además del de cualquier dispositivo sanitario de nuestra localidad –DYA, Cruz Roja, Samur…– siempre ayuda a salir del mal trago que supone ser testigo o víctima de un siniestro. INCENDIOS
Un informe del Consejo General de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de España (CGATE) señala que son más de 7.000 pequeños incendios los que se producen cada año en los hogares españoles. Un dato que pone de relevancia la facilidad con la que se pueden producir este tipo de siniestros. Además, se sabe que la principal causa de muerte en incendios es la inhalación de gases tóxicos. Lejos de llegar a estos extremos, se pueden tomar una serie de medidas preventivas: Tener un detector de humo: es necesario probarlo al menos dos veces al año, y la batería, una vez al mes. En cambio, la renovación se hará cada diez años. No colocar ni guardar toallas o utensilios de plástico encima de donde está ubicado el horno. >No fumar en la cama: esta es una de las principales causas de incendios en el hogar, junto con el mal funcionamiento de las estufas. Compra ropa cuyo material sea de difícil combustión: el nylon, el poliéster y la lana son algunos de ellos. Además, la rapidez a la hora de quitarse la ropa en caso de incendio minimiza las quemaduras. Ojo con los líquidos inflamables: el aguarrás, la acetona, el alcohol y la gasolina son algunos de los elementos que deben almacenarse lejos de las fuentes de combustión y, sobre todo, del alcance de los más pequeños de la casa.