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Semillas para el jardín


Comienzo y fin del ciclo vital de los vegetales y testimonio elocuente de que las claves de la existencia no siempre están en lo que se hace notar, la semilla o simiente encierra en sus pequeñas dimensiones la riqueza del pasado y la fuerza del futuro.

El libro de los libros, La Biblia, relata cómo una semilla de mostaza, la más pequeña de todas, es capaz, una vez sembrada, de crecer y "hacerse mayor que todas las plantas del huerto y llega a ser como un árbol, tan grande que las aves hacen nidos en sus ramas".

Es que en sí encierra el secreto de la perpetuación de la especie, la generosidad de dar a luz y la tarea de desarrollar sus potencialidades contra viento y granizos.

Diminutas para llamar nuestra atención compitiendo con las flores, hojas y frutos; las semillas involucran un mundo apasionante y silencioso, que merece ser divulgado.

Semilla con capacidad de germinar

Se dice corrientemente que las semillas están "maduras" cuando caen de la planta progenitora; pero esto, no significa necesariamente que se encuentren en condiciones de germinar. Las hay que empiezan a desarrollarse apenas caen, si encuentran un ambiente adorable; pero la inmensa mayoría permanece en estado de latencia durante la época de frío o cuando hay sequedad y sólo basta la llegada de la próxima estación, es decir, con el clima apropiado para el crecimiento.

Se denomina período "viable" al tiempo en que la simiente mantiene su capacidad de germinar, un lapso que es muy variable de una especie a otra. Es así como la de sauce y la de álamo deben germinar a los pocos días de su caída o de lo contrario mueren. A esta característica se que estas especies se multipliquen generalmente por estacas y no por semillas.

En el otro extremo se ubican aquellas que permanecen cientos de años en estado "viable". Se sabe de semillas de oto y de trigo encontradas en las pirámides de Egipto, que de ser halladas se sembraron y germinaron perfectamente.

Germinación

Las semillas en estado latente están vivas y metabolizan, aunque a un ritmo muy lento y actividad reducida. La germinación se inicia por la acción del calor y de la humedad, en presencia del oxígeno. El embrión absorbe agua, se hincha, se libera de los otros tejidos de la semilla y comienza su desarrollo. En las plantas dicotiledóneas, emite dos hojas primarias o cotiledones y un eje central.

Luego de esta germinación surge la raíz primitiva o radícula, que por su acción geotrópica crece directamente hacia abajo buscando el suelo, desde donde obtendrá las sustancias alimentarías para su posterior crecimiento y desarrollo. A continuación nacen el tallo y las hojas de la nueva planta.

Los cotiledones contienen reservas alimenticias para abastecer a la plántula mientras ésta crece y hasta que esté en condiciones de producir suficiente clorofila para comenzar sus ciclos vitales y perpetuar la especie.

Simiente vital

Las semillas son utilizadas por el hombre más que cualquier otra parte de la planta, como fuente de alimentos, aceites, manufacturas textiles y bebidas. La mayor parte de los hidratos de carbono aprovechadas por el ser humano provienen de ellas, con excepción de las papas, remolacha azucarera y caña de azúcar, entre otras.

A la familia de las gramíneas pertenecen las semillas del trigo, cebada, avena, centeno, arroz y maíz, mientras qué el poroto, arveja, haba, lenteja, soja, maní y chícharo son leguminosas que se caracterizan por tener un alto contenido de proteínas, además de hidratos de carbono. El café, la cocoa o chocolate se obtienen igualmente a partir de semillas. Asimismo, las especias y condimentos, como es el caso de la pimienta, comino y nuez moscada, etc.

Los aceites derivados de esta parte de la planta tienen extraordinaria importancia en la industria alimentaría, como por ejemplo los aceites de maravilla, raps, soja, oliva, pepa de uva, maíz y maní que se elaboran en Chile. Estos productos se emplean también en estado natural o a través de sus derivados, como la margarina o la manteca vegetal, obteniéndose también subproductos industriales, entre los que están las pinturas, jabones, barnices y detergentes cosméticos.

La semilla, por lo tanto, no sólo cumple un papel fundamental en la perpetuación de las especies, sino que tiene vital importancia en la supervivencia del hombre y su entorno.

Nuestro país, en una gran parte de su territorio, tiene la ventaja de contar con factores climáticos muy favorables para el desarrollo de la vida vegetal. A ellos se suma su posición aislada del resto del mundo, debido a la cordillera y al mar, y la protección que le brinda el desierto, para producir semillas sanas y de buena calidad. En este patrimonio, que debemos proteger e incrementar, se basa una de las industrias más prósperas y crecientes de Chile, capaz de exportar semillas a diversos puntos del orbe