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Presiembra en recipientes


La mejor calidad y productividad de las hortalizas de nuestro huerto, al igual que la de las plantas ornamentales destinadas a abastecer los jardines, se obtiene mediante el cultivo de almácigos . Este sistema ofrece garantías a la germinación y primera evolución de las semillas.

Se trata de la primera etapa del establecimiento de un cultivo e implica una selección de los ejemplares más perfectos al momento de trasplantar.

Su implementación es aconsejable para las especies cuyas semillas son muy pequeñas, como ocurre con las hortalizas en general, para las cuales el manejo en una sola fase o siembra directa es muy difícil.

El uso de contenedores es particularmente indicado cuando se trata de plantas muy susceptibles a las malezas o a factores climáticos como las heladas, en su primer período de vida.

Antes de determinar el tipo de recipientes que conviene usar, es necesario calcular su cantidad o extensión según el número de plantas que ocuparán el suelo definitivo.

La presiembra se establece siempre en un lugar vigilado y resguardado, colocando los contenedores sobre mesas o plataformas angostas, de manera que se puedan alcanzar fácilmente con las manos. De este modo se facilitan los trabajos de siembra, fertilizaciones, desmalezamientos y riegos.

Siembra de almácigos

Al momento de sembrar, la tierra debe tener suficiente humedad y un perfecto mullimiento, para lo cual se realizan las labores con un rastrillo manual, en caso de utilizar tierra preparada.

En los días que siguen a la siembra es fundamental mantener la humedad del sustrato regando con una lluvia muy fina de agua, para no correr el riesgo de sacar la semilla a la superficie. Mediante un tubo de polietileno se da forma a los cambuchos y se hace el llenado con tierra. Se retira luego el tubo, y los recipientes quedan listos para recibir la semilla o las plántulas distanciadamente una vez que las plantas emergen, pero velando que no falte la humedad. Puesto que esta fase previa del cultivo se realiza casi siempre con condiciones climáticas poco favorables, es aconsejable instalarla bajo un túnel de plástico en lugares fríos, o habilitando alguna forma de techo de totora en la zona central. Con estas medidas se prevé la acción de heladas o golpes de sol intenso.

El momento de traslado al lugar definitivo depende de cada especie, aunque normalmente suele ser ideal cuando la planta ha alcanzado entre 12 y 15cm de altura y cuatro o cinco hojas. El trasplante debe coincidir con un clima apropiado en el campo -que haya pasado el peligro de heladas para que su desarrollo no se detenga. A lo largo del territorio chileno, esta época se presenta desde fines de octubre hasta mediados de noviembre.

En los días previos, quite la protección o techo si las plantas han estado cubiertas y lleve los contenedores al sitio de destino, exponiéndolas al ambiente natural, a fin de que se acostumbren al cambio.

Tipos de contenedor

Cualquiera sea el tipo de contenedor empleado, haga un acopio de un volumen de tierra fina, compuesta de tierra de hojas, arena, turba y humus de lombriz, de ser posible, en proporciones variables. Los productores comerciales fumigan esta mezcla con bromuro de metilo para desinfectarla.

Las distribuidoras especializadas ofrecen un modelo muy práctico de "láminas termoformadas", tabicadas y articuladas. Cada lámina conforma un panel con celdas que puede ser colocado en bandeja. Para trasplantar, se llevan los paneles al terreno y se abren, de manera que las plántulas, con sus panes de raíces a la vista, se desprenden fácilmente. Las propiedades térmicas de este material, que puede ser utilizado dos o más veces, aceleran el proceso de germinación y emergencia.

Si emplea bolsitas plásticas, puede escoger entre diversos tamaños, en función de la especie a sembrar. Son de material fino, con perforaciones en el fondo para drenar el riego. Cuando la planta ha crecido, se coloca en un hoyo que da cabida a la bolsa, en la cual se hace un corte lateral antes de comprimirla con la tierra.

Otra variedad son las celdas de papel desechable, capaces de resistir todo el proceso de germinación y desarrollo de la plántula sin desintegrarse, pero una vez colocadas en el sitio definitivo, ceden a la humedad del suelo y la presión de las raíces. Algunos horticultores confeccionan sus propias bolsitas plegando papel de diario, con los mismos resultados.

El contenedor más conocido y práctico se vende con el nombre de "paperport", en forma de paquetes compactos que, al desplegarse, dan lugar a un conjunto de celdillas de sección hexagonal. Los hay de tamaños muy variados. Para llenarlos, el conjunto se fija en bandejas de tres costados, con una plataforma metálica o de plástico duro en el fondo. Una vez completada la operación, se retira dicha plataforma desplazando la carga de celdillas sobre el sitio en que han de manejarse.

Otra alternativa es la siembra en cubos de tierra prensados, conocidos como "cepellones", a base de turba, arena y arcilla, más fertilizantes y fungicida. A fin de evitar la deshidratación, los cubos quedan envueltos, dentro de una bandeja de madera, por una película de polietileno perforado en la parte inferior.

Empleando cualquiera de los contenedores descritos u otros similares, logrará un rápido despliegue de raíces y un robusto desarrollo vegetativo, inmediatamente después de insertar las plantas en los surcos