.

.
Tu jardin y piscina en manos de confianza

.

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Las hojas de las plantas el mojon, torre de la horadada,mil palmeras,pilar de la horadada,

La hojas, el ropaje de la plantas


Tan importante como es el fruto de algunas plantas, las hojas de ciertas especies son de enorme utilidad para el hombre, directa o indirectamente. Se alimenta con ellas y nutre también el ganado, que sin pastura difícilmente sobrevive. Las hojas de ciertas hortalizas; como la lechuga, el repollo, la espinaca y la acelga, por nombrar algunas, llegan a nuestra mesa y conocemos perfectamente su textura, sabor, color, humedad y composición.

Además nos sirve de un modo distinto, aunque no menos importante, proporcionando belleza y frescura a nuestros paisajes campestres y parques públicos. Esta característica, particularmente, esta que despierta nuestro interés en la comprensión de los procesos y necesidades de nuestras plantas. Ellas viven a nuestro lado en el huerto y el jardín, y su desarrollo no presenta misterios que no podamos desentrañar.

Las funciones de las hojas de las plantas

Cada hoja que vemos en una planta, es un órgano especializado que tiene la principal función de realizar la fotosíntesis. Es por ello que las hojas son generalmente anchas y aplanadas, de modo que presentan una máxima superficie a la luz del sol. Su morfología también es apta para el intercambio de gases (oxígeno, anhídrido carbónico y vapor de agua).

Se desarrollan, crecen y adquieren su tamaño final, especialmente en primavera. Como no tiene tejido meristemático, su duración es corta. No viven mucho; unas pocas semanas en plantas desérticas, unos pocos meses en la mayoría de los árboles, y tres o cuatro años en las plantas de hoja perenne.

Características de las hojas de las plantas

Una hoja típica está formada por un eje llamado pecíolo, que la une al tallo y una lámina ancha o limbo, que puede ser simple o compuesta. El pecíolo puede ser largo, corto, o no existir. En un corte transversal y mirado al microscopio se ve que está compuesto, al igual que el tallo; por haces vasculares, unidos por un extremo a los del tallo y por el otro a los de la nervadura principal del limbo. En el limbo los haces se bifurcan repetidamente, para formar la nervadura de la hoja.

Una capa de células protege a las hojas, conformando lo que se llama epidermis, en ella se encuentran numerosos poros o estomas, que controlan la salida de agua y el intercambio de gases. En presencia de la luz solar, el realiza allí la fotosíntesis, formándose glucosa y otras sustancias activas. En ausencia de luz, se suspende la fotosíntesis.

Las nervaduras de una hoja, como decíamos, se ramifican formando una fina red. Cada nervadura posee tejidos del xilema y del floema, dos tipos de tejidos fibrosos que también se encuentran en la parte interior de la corteza de los tallos y tronco. Con ellos se forman las venas que conducen el agua, sales minerales y nutrientes en general, sirviendo igualmente de soporte al tejido más blando de la hoja.

Las hojas de ciertas plantas desérticas son gruesas y carnosas y sirven para almacenar agua y, para retenerla, forman algunas capas de células más unidas, con cutículas de cierre más gruesas los estomas de la epidermis algo hundidas, para disminuir la transpiración.

Las de plantas acuáticas tienen grandes espacios llenos de aire, lo que les posibilita flotar en el agua. Otras como la de repollo, acelga, entre otras, almacenan grandes cantidades de alimentos.

Las formas de las hojas de la plantas

Las hay de muy diversas formas, como las acorazonadas (forma de corazón), o las lanceoladas (forma de lanza). Igualmente se diferencian entre las simples, conformadas por un pecíolo y un limbo, y compuestas, con varios pecíolos y limbos unidos a un eje central, entre otras clasificaciones.

En cuanto a su multiplicidad de funciones, las de ciertas especies sirven a la planta para allegar alimentos y formar frutos y semillas. Algunas son pequeñas y otras de tamaños enormes, casi gigantescas.

También podemos encontrar ejemplares de hermosos colores y múltiples formas, muy apreciadas por su aporte ornamental en parques y jardines, mientras otras constituyen un valioso alimento para animales que sirven al hombre, como la alfalfa, trébol, ballica, festuca y otras.

Cuando están nuevas y tiernas dan vida y color a las plantas y al entorno en que éstas se encuentran. Tal vez por eso, al pegar el otoño, su caída nos trae nostálgica melancolía.

Es en esta época, en que se producen modificacsones en el punto donde el pecíolo se une al tallo, debilitándose la base de la hoja, de modo que el viento ocasiona su caída. El cambio de color se debe, en parte, a la descomposición de la clorofila verde y a la aparición en dicha época de otros pigmentos rojos o purpúreos en el jugo celular.

De muchas maneras, somos ávidos consumidores de hojas, para nuestro solaz y alimento. Pasan a integrarnos por la vista, olfato, tacto y, por supuesto, el gusto.