El jardín, un ambiente natural, auténtico y equilibrado
Cuando intervenimos en un jardín en estado rústico o semisalvaje, nos inclinamos a cubrir el terreno en forma desordenada, con un sinnúmero de plantas que individualmente llenan nuestro gusto, pero que no armonizan entre sí.
Así pretendemos hacerlo más placentero, además de
cumplir con la finalidad primera de convertirlo en un lugar habitable. Pero la armonía de que hablamos no es sólo de orden estético, paisajísticamente hablando, sino que implica una coherencia en su ecosistema.De esta manera, nuestra mirada no puede abarcar solamente al conjunto vegetal, ignorando las otras formas de vida que cada especie trae aparejadas en materia de aves, insectos y animales de jardín . Lo más realista sería apreciar con el mismo interés ese todo, que se encadena para dar lugar a un ambiente natural auténtico y equilibrado, capaz de reconfortarnos con su propia energía.
Características del suelo y el clima del jardín
Antes de comenzar con las transformaciones es necesario determinar, según el clima y consistencia del suelo, cuáles son las especies que se adaptarían en el lugar. Debemos observar primero las características de las plantas presentes, que nos darán una pauta al respecto.Los sauces, el agua y las plantas silvestres atraen pájaros e insectos que darán vida a nuestro entorno.
Si queremos atraer mariposas y abejas, ambas muy cooperadoras cuando se requiere polinizar frutales, nos proveeremos de arbustos de abundantes flores pequeñas y llamativas, ubicadas en un sector alejado de la entrada a la casa, para que en su vuelo respeten los espacios interiores.
La presencia de los pájaros, que acompañan diariamente el amanecer con su canto, requiere especialmente de una fuente de agua, un pequeño lago 0 un estanque, o de otro modo su paso por nuestro predio será fugaz y no anidarán en las cercanías.
Con el agua llegarán a nuestra parcela diferentes tipos de insectos e incluso sapos, que se alimentan de ellos. El jardín deber ser un sitio agradable para todos los que conviven en él, y para ello es conveniente mezclar en forma atractiva lo silvestre con lo cultivado, cuidando que el terreno conserve lo esencial de su identidad.
Los huéspedes: aves, insectos y animales
Normalmente en un terreno con suficiente población vegetal, encontramos grillos, arañas, escarabajos, hormigas, ciempiés, caracoles y babosas. Excepto estos dos últimos, que de multiplicarse demasiado causan daños a ciertas plantas, la mayoría son beneficiosos para 'el jardín en su conjunto.Especiales para atraer mariposas son el alelí amarillo, aster y milamores, entre otros. Los animales, en cambio; se invitan con la plantación de árboles como el abedul, los tilos, los sauces y, en general, todos los que generan sombra y cuelgan hacia el suelo parte de su follaje. También sirven para este efecto los arbustos alegustre, arándano, bonetero, laurel, phitosphorum y evónimo.
Para darle más vida al estanque, existen especies que favorecen este propósito oxigenando el agua que habitan, tales como el Myriophilum spicatum, la Heledea canadensis y el Caratophilum submersum.
Cualquier huésped cuya presencia nos interese incrementar, debe ser objeto de nuestra observación. Conociendo sus hábitos y necesidades, sabremos cómo habilitar para ellos un espacio ideal.
Las tendencias cada vez más naturalistas del paisajismo en las grandes capitales europeas se orientan también en este sentido, recuperando o reeditando ambientes de activa interacción ecológica en parques y jardines públicos. Valoran, al igual que usted, las enseñanzas que pueden transmitirnos -sobre todo a los niños- las relaciones que se crean entre las distintas especies animales y vegetales.
Con una lámina flexible de polietileno con orificios de drenaje, podemos construir un pequeño estanque para recibir a los huéspedes.
Los nenúfares en el centro son una plataforma necesaria para insectos, sapos y aves, si queremos que el estanque tenga vida. La mantención consiste en limpiar el fondo cada cierto tiempo.
