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Calabaza

La posibilidad múltiple de aprovechar sus frutos hace del cultivo de calabazas una entretenida oportunidad de obtener recipientes, vasijas y adornos de una planta.
Mientras algunas variedades se consumen en tartas, guisos y preparaciones dulces, otras se prestan para proporcionar nidos de pájaros, máscaras, instrumentos musicales, cucharones, medidas para líquidos o para el clásico mate.
Si no los cultiva, los puede comprar listos para usar, ya secos y curados, adornados o al natural, para añadirles un toque decorativo del gusto personal. En todos los casos, sus formas son muy atrayentes y se pueden aplicar sobre ellas numerosas técnicas de dibujo y coloración.
Si usted las produce, cuando lleguen al máximo de su desarrollo y madurez, córtelas dejando un pequeño pedúnculo para que tengan mayor duración. Guárdelas en un lugar ventilado, fresco y protegido de la luz solar por dos a cuatro semanas y, después, para proteger la cáscara, sumérjalas en alcohol o lejía diluida. Otro procedimiento consiste en darles una mano de barniz, laca o sellante como acabado, tanto si las deja con su color natural, como después de pintarlas.

Resistentes y durables

Una de las variedades más difundidas en el país es la Lagenaria vulgar, que produce la calabaza común. Sus frutos adoptan una diversidad de curiosas formas, que se emplean como elementos decorativos, como nido de pájaros o animales pequeños, o como recipientes y utensilios domésticos. Es la que se usa comúnmente para cebar mate.
En algunas partes del mundo adquieren mucho valor, porque se las utiliza en la vida diaria como recipientes para beber y a manera de cacerolas para alimentos fríos. Antiguamente servían como cucharas y cucharones y como platillos para las balanzas.
Las calabazas grandes se usan para recoger y transportar agua, guardar granos, frutas y vegetales, ya que se prestan para la conservación de los alimentos.
Aquellas de tipo cuchara, cucharón y botella constituyen excelentes nidales para algunas clases de pájaros, porque son resistentes a las inclemencias del tiempo y muy fáciles de preparar y colocar. Simplemente se perforan cerca del extremo más angosto y se cuelgan mediante un alambre de cobre a una rama desnuda de un árbol o a un poste alto con tablones cruzados. Por lo general, los soportes se colocan lejos de los árboles frondosos, edificaciones o cualquier otro objeto de altura similar, a fin de que los pájaros tengan un amplio espacio sin obstáculos en su vuelo.
Para lograr que los nidos sean habitados por aves de distintos tipos, los agujeros de entrada deben ser de diferentes dimensiones, guardando proporción con el tamaño de la calabaza. La entrada debe ubicarse por encima de la parte inferior, no sólo para dar mayor espacio al nido en sí, sino para prevenir un abandono prematuro por parte de los pichones.
Marque los agujeros con un compás, dando una medida acorde con el pájaro que desee albergar, y corte con precisión usando un taladro o una sierra. Luego vacie la calabaza por el agujero practicado y haga pequeñas perforaciones en la base del recipiente, para permitir la salida del agua. Las calabazas que duran todo el invierno en buenas condiciones, resultarán más atractivas a los pájaros si las limpia bien antes de la época de anidar.

Para decorar el jardín

Por sus formas redondeadas y caprichosas, estas calabazas son una tentación para quienes gustan de fabricar ornamentos originales con sus propias manos. Existen infinidad de dibujos aplicables a la decoración de calabazas y cada una, por su forma, sugiere ideas para su tratamiento adecuado.
Trace primero el dibujo sobre la superficie curada, pulida y limpia, y después efectúe cortes en ella con herramientas especiales, bien afiladas, o imprima el diseño a fuego sobre la calabaza, por medio de una aguja al rojo.
Las calabazas pulposas, si son de su cultivo, es necesario secarlas adecuadamente manteniéndolas en un lugar donde tengan un calor razonable y libre circulación de aire. Si las envuelve muy apretadas o las apila en cajones donde no reciban aire, se descompondrán en poco tiempo. Esta variedad es apropiada para colocarla en canastos decorativos, o para colgarla en guías.

Calabaza botella

Otra variedad que se adapta a muchos y diferentes usos decorativos y prácticos es la Lagenaria botella o Calabaza gouda. Su fruto está formado por dos partes ventrudas unidas por un estrangulamiento, siendo la inferior muy ancha y aplastada en su parte baja y la superior más pequeña y alargada hacia el pedúnculo.
Un toque pintoresco en la casa de campo. Calabazas de diferentes formas y colores se prestan inmejorablemente para un arreglo de mesa.
De esta calabaza se distinguen tres variantes: muy grande, mediana y pequeña o miniatura. La capacidad del volumen de la primera es de cinco litros o más y puede emplearse incluso como flotador para enseñar a nadar a los niños, mientras que la última es equivalente a una tacita de café.
Los frutos de cualquiera de las variedades de esta familia son empleadas con frecuencia como botellas, y su tamaño máximo se obtiene especialmente en las zonas cálidas. Una manera de lograr calabazas grandes es permitir el desarrollo de sólo uno o dos frutos por pie, dejando crecer únicamente las primeras tres o cuatro pequeñas calabazas y suprimiendo las flores restantes y los extremos belludos de los tallos. Después -cuando los frutos alcanzan el tamaño de una pelota de tenis- reserve la mejor formada y elimine las demás.
Otras diferentes formas, tamaños y texturas se producen en las variedades Lagenaria chata de Córcega, de fruto redondeado y deprimido a la manera de un rábano, aunque más grande; Lagenaria sifón o Calabaza cougouda, de fruto grande, muy hinchado en la base y muy estrecho y alargado en el cuello, que se dobla en forma de sifón, en fin... Todos los tipos descritos están sujetos a posibles deformismos o degeneraciones en los frutos, debido a polinizaciones cruzadas; pero cuanto más caprichosas son sus formas, mayores vuelos inspiran a nuestra creatividad.