Las escaleras facilitan la entrada y salida de la piscina a los niños, ancianos o personas con dificultades motrices.
Si se instalan las escaleras en los extremos de la piscina se puede ganar de 1 a 1,5 metros para el baño, con un mínimo aumento del volumen de agua.
Las escaleras de obra se construyen a la vez que la piscina y se revisten con el mismo material que el fondo y las paredes. Se pueden añadir barandillas metálicas que ayuden a la entrada.
Las escaleras de obra más comunes son las llamadas "romana" y "doble romana", típicas en los baños termales romanos. Se sitúan en el extremo o extremos de la piscina, su forma es redondeada con arco de círculo y tienen generalmente de 3 a 4 escalones. Se usan sobretodo en las piscinas de forma rectangular, rompiendo la línea recta logrando un toque acogedor y divertido.
También existen las escaleras cuadradas, cuya forma la determina un paralelepípedo levantado de base rectangular provistas también de 3 a 4 escalones.
Algunos diseños presentan las llamadas escaleras de ángulo que se colocan en un ángulo de la piscina y llegan hasta el fondo. Generalmente se coloca una barandilla central como apoyo para acceder a la piscina.
En el mercado se encuentran escaleras prefabricadas en poliéster, materiales plásticos y resinas sintéticas, incluyendo en algunos casos jets de hidromasaje de aire y agua y focos subacuáticos.
También existen fabricadas en acero inoxidable teniendo una vida útil muy larga. Los diseños existentes varían dependiendo del fabricante, pero la mayoría ponen en los escalones un relieve para que el pie no resbale.
Una alternativa a las escaleras, puede ser una entrada en cuesta. Esto puede facilitar la inmersión a las personas mayores o a las embarazadas. Poniendo una barandilla en el lateral que da al agua, la persona puede apoyarse en ella, o en el borde de la piscina según se sienta más segura.