Otra alternativa, un poco más experimental aunque no por ellos menos efectiva, es la de la energía solar, un medio aún más económico que al anterior a raíz del nulo consumo. De hecho, para lo único que debemos pagar es su instalación, ya que prácticamente no tiene costo de mantenimiento y, claro está, no debemos pagar por su utilización. Los paneles que se ocupan de capturar la energía solar, para luego convertirla en calor para el agua de la piscina, pueden ser instalados en casi cualquier lado: el suelo, el techo de la casa, etc; aunque siempre será preferible, claro está, que se mantenga en un lugar que reciba la luz del sol durante el mayor tiempo posible. La desventaja que presenta este sistema es el mismo que presentará cualquier otro basado en paneles solares (sea cual sea el uso que se le de) que cuente con este tipo de energía: la imposibilidad de utilizarse en días demasiado nublados.
