El tratamiento  antideslizante de baldosas (o tratamiento  térmico, como también se lo suele llamar) consiste  en la aplicación  de un sistema químico sobre la superficie a tratar.  Este sistema químico creará  un gran número de microporos  por cm2 y los repartirá de la forma más homogénea  posible, logrando de  esta forma que esos microporos actúen como ventosas y  brinden una gran  adherencia.  |                  
El tratamiento  antideslizante no deja marcas sobre  la superficie tratada, la  cual seguirá conservando su brillo, aunque es  importante saber que las  superficies pulidas o esmaltadas son las que se  presentan como las más  resbalosas en presencia de agua. Otra gran ventaja de  este tipo de  tratamientos es que sus resultados perduran con el  paso del  tiempo, independientemente del desgaste que sufra la  superficie trabajada. Además,  el sistema no es costoso (aún así, el  costo final estará ligado a la medida del  área que se quiera tratar) y  es muy fácil de aplicar, por lo que en el mismo  día ya se puede estar  disfrutando de la piscina.
Una vez que se haya aplicado el  tratamiento, es  preciso efectuar una limpieza regular sobre el área en  cuestión utilizando los  productos habituales, aunque se recomienda no  utilizar productos que resulten  abrasivos o dejen capas, por lo que los  detergentes líquidos y neutros  resultarán los más indicados. La buena noticia es que los tratamientos   antideslizantes poseen una gran resistencia a la formación de  microorganismos y  bacterias, por lo que resultan muy higiénicas y los  bebés y niños pequeños  pueden permanecer allí sin ningún tipo de riesgo  sanitario. Por último, es  importante destacar que, en caso de  que no se desee mantener la superficie  existente y aplicar sobre ella  el tratamiento, es posible aplicar una nueva superficie  en su lugar,  con el diseño, la textura y el color que sea de nuestra  preferencia.  Aunque es preciso aconsejar la aplicación del tratamiento   antideslizante sobre las baldosas originales.
