DESCRIPCIÓN
Actualmente esta enfermedad se encuentra diseminada por viñedos de todo el mundo, incluidos las zonas de climas tropicales.
Se supone el origen de la enfermedad en América del Norte, de donde fue llevado a Europa debido al intercambio comercial, y de esta manera se vieron afectadas las viñas europeas, donde las especies eran fuertemente sensibles a esta enfermedad. La introducción del oidio fue muy rápida, causando fuertes mermas en la producción, y por tanto, teniendo una repercusión económica muy importante.
SÍNTOMAS
Sobre la hoja aparece un polvillo blanquecino, tanto en el haz como en el envés, bajo el cual se pueden observar unos puntos necrosados en los bordes. En ocasiones, si el ataque es muy fuerte la hoja aparece crispada con los bordes hacia el haz.
Si la parte afectada son los pámpanos y sarmientos, se pueden observar unas manchas de color verde oscuro, que va evolucionando hacia tonos marrones, y después negruzcos. Bajo intensos ataques de la enfermedad, se produce un mal agostado de los sarmientos.
En los racimos el ataque produce que en la baya se produzcan resquebrajaduras, haciendo que estas se sequen o se produzca la entrada de otras enfermedades. Esto es debido a que la piel de la baya deja de crecer, y como el grano continua el desarrollo, acaba por romper. Al principio del desarrollo, las bayas aparecen con un color plomizo, recubriéndose posteriormente del polvillo ceniciento, que si se retira permite ver los puntitos negros sobre la piel.
AGENTE CAUSAL
CICLO DE ACTIVIDAD
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Parte del hongo se conserva durante el invierno en el interior de las yemas protegido por las escamas, a partir de donde se desarrollará y propagará de nuevo el hongo la primavera siguiente.
La contaminación primaria precisa la presencia de micelio en las yemas, y una temperatura superior a los 15º C con ambiente húmedo, pero sin precisar gotas de agua; producida la infección puede continuar en tiempo seco, con una temperatura optima de 25 a 28º C deteniéndose su crecimiento a los 35º C.
PREVENCIÓN Y CONTROL
- Se aconseja no coger madera para barbar e injertar de viñedos atacados, así como la destrucción de la madera y sarmientos afectados.
Como control químico del oidio se utilizan funguicidas cúpricos y orgánicos, como dinocap, benomilo e inhibidores de la biosíntesis de esteroles. Históricamente el azufre ha sido el más utilizado de todos los medios de control, con la ventaja de que no aparecen razas resistentes al azufre. Si bien es cierto que tiene unas limitaciones en cuanto a temperatura, ya que no actúa a temperaturas inferiores a los 18º C y a temperaturas superiores a los 35º C puede producir quemaduras en la planta.
Los tratamientos vienen determinados por las condiciones meteorológicas, aunque en general se aplican cuando los brotes tienen aproximadamente 15 cm, al comienzo de la floración y al principio del envero.